viernes, 12 de julio de 2013

Viernes

Una taza que hace ya media hora no contiene café y que aún así acercándote a ella se puede sentir el olorsito dulce que te llena el olfato y el paladar de sabores que recuerdan momentos, situaciones, pensamientos. Una casa en la que sólo se puede apreciar la luz de un velador y la casi imperceptible luz de la luna entrando por el ventanal del living, el silencio y la magia en el tope de su esplendor dan esos matices y paz única en la que, si uno presta atención, puede escuchar la respiración de quienes viven un sueño profundo y placentero, totalmente reparador. Sentada en un sillón al lado del velador, me pongo a vivir esos momentos que llenan a uno de paz en medio de la solitaria noche. Sólo puedo endulzar mis oídos con el silencio y hacer volar la mente, luego mirarme y pensarme.
La vida solitaria esta en mis manos, quizás esto cambie alguna vez, quizás no lo haga. Quizás todo pueda ser de otra manera. Quizás me deje volar al fin y pueda ser alguien alguna vez o quizás siempre seré nadie. Podré decirme, "soy feliz"? Podré encontrarme? 
El mundo todavía me es ajeno, apenas estoy dando los primeros pasos, recién hoy estoy sintiendo esas ganas desenfrenadas por querer vivir, por ser alguien, por construir un mundo en el que alguien como yo quepa. Esa gente, esos momentos, esos lugares, estilos de vida, formas de vestirse con los que sueño conocer y vivir, todavía los siento lejos, difíciles de alcanzar.
Los días en el oeste se me hacen melancólicos, pienso y pienso que mi vida no es acá. Mi vida, la vida que sueño tener, está en otra parte, quizás porque siempre veo más allá y no más acá. Trato de ver las cosas con una cierta magia y poder re-descubrirlas, hacerles tener ese tono con el que me identifico y me siento cómoda... pero al hacerlo no encuentro resultado que me satisfaga porque, al fin y al cabo, no se con qué me identifico. No se quién soy, pero sí quién quiero ser. Me miro y no me reconozco. Quiero cambiar esa imagen que creo tener de mi misma pero no se cómo. Me siento débil y muy diminuta ante los demás, como si cualquiera pudiera pasarme por encima porque es lo que hago constantemente conmigo, entonces si lo hago conmigo dejo que el resto me trate del mismo modo. Tal vez pueda cambiar eso algún día.

La vida de un adolescente también puede ser la vida de cualquiera porque buscarse es una tarea infinita, quizás alguna vez te encuentres pero el tiempo avanza, las sociedades, la moda, la tecnología, el pensamiento, el mundo y las personas cambian de manera continua y si cambiamos nos volvemos a buscar y ese es el objetivo, buscar, buscarse, buscar a quién amar, odiar, extrañar, olvidar, disfrutar, vivir.