domingo, 22 de diciembre de 2013

La exageración del adolescente al pensar la vida como un problema constante. La necesidad de llevar la sensibilidad al extremo, vivir en emociones que van de altos a bajos continuamente, y uno, adolescente, autoflagelándose y hundiéndose (a la vez encerrándose) en un mar de emociones profundas e incontrolables que llevan a la depresión o frustración. Etapas que necesitan ser etiquetadas como etapas de la adolescencia, pero que, al final de cuentas, pueden ser aquellas en las que a diario nos vemos envueltos.
Amores que quién sabe si realmente son amores verdaderos, quién se sabrá capaz de saber qué cosa es o de qué se trata el amor, o la vida... ¿De qué trata? Son tan sólo deducciones que puede uno sacar de las vivencias, de sólo eso, vivencias, experiencia, vida. Entonces, ¿qué podría saber sobre esto? ¿Qué sentido tiene hablar sobre lo desconocido? Hacia mi entender, ninguno. Es mejor ir allá afuera y vivir.