La identidad es aquello que nos construye como personas,
nos distingue y nos hace únicos ante el resto. Es una forma de vida, de vestir,
de pensar, de actuar. Todos y cada uno de nosotros tenemos una identidad, la
cual debe defenderse. Nosotros, los latinoamericanos, hemos sufrido diversos
cambios en nuestra cultura debido a las múltiples migraciones, las cuales
afectaron directamente a nuestras culturas nativas. Podemos empezar mencionando
la llegada de Colón a América, que causó un cambio rotundo en nuestras
civilizaciones. Se puede hablar de este hecho desde muchos puntos de vista,
algunos parecidos, otros completamente distintos, pero la realidad es que ya no
somos esa civilización nativa que solíamos ser. No somos los mismos quienes
estamos representando una tierra que hace miles de años pertenecían a los Incas
a los Mayas o a los Aztecas.
La civilización argentina es un conjunto de culturas
pertenecientes a muchos lugares del mundo. Tanto es así que, con el correr de
los años (y con esto me refiero a los procesos naturales de cambios en la
sociedad), las culturas nativas, originarias, pertenecientes a nuestra tierra,
la tierra que habitamos, se han desvalorizado pero no así perdido.
Entonces, ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestra identidad? Es
necesario saber y no olvidar nunca nuestro más preciado elemento que es la
historia. Tener conocimiento de quiénes fueron los que habitaron la tierra en
la que vivimos, en la que tenemos nuestro hogar que quizás alguna vez perteneció
a una comunidad nómade… quién sabe. No debemos olvidar a los pueblos
originarios, ni marginarlos, porque son ellos quienes dieron vida a las
sociedades actuales y quienes son dueños de una historia que arrastra infinidad
de sucesos. Algunos sabidos, otros, la mayoría, desconocidos.
A la historia la construimos todos, entonces, ¿Somos
responsables de hacer que los pueblos originarios perduren en la historia? La
respuesta es sí. ¿Nuestra identidad reside en ellos? En gran medida, sí. Es
fundamental luchar por la identidad individual, por aquella propia de cada ser
humano, así como también por la colectiva. Por ello, si olvidamos nuestras
raíces estamos olvidándola y si lo hacemos nuestra gran incógnita sería
¿Quiénes somos?
Somos la tierra, somos la historia, la cultura, las
creencias, la escritura, la vestimenta, la vida. Hoy somos por quienes dejaron
de ser pero que están presentes, presentes en nuestra memoria y en nuestra identidad. Somos argentinos, sin
divisiones, sin exclusión y unidos por una misma razón que es la de ser.
“¿Qué hubiésemos sido si nos hubieran dejado ser?” Es una
pregunta que resume toda nuestra historia, y alude a la humanidad que se ha
perdido pero nunca olvidado. Y la sangre como fiel testimonio de ella, es sin
más el sello de nuestros pasos sobre la tierra.
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